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viernes, 24 de julio de 2015

MACHU PICCHU




POEMAS DEDICADOS A MACHU PICCHU

Por Karlos Dearma / El 24 de Julio de 1911 el historiador Hiram Bingham "descubría" las ruinas de “Machu Picchu”. 


La ciudad había sido fundada en el siglo XV se estima que por encargo del Inca Pachacutec y lo de "descubrir" es mas que relativo, el merito de Bingham esta en haberla devuelto a la contemplación de toda la humanidad. Una historia de saqueos y robos se sucede hasta el año 2007 en que los EEUU comienza la devolución de lo tomado al Perú.

Alberto Hidalgo le dedico muchos poemas a su patria, y la ciudad incaica es uno de sus temas favoritos. Cabe mencionar como ejemplo el poemario "Patria Completa" del año 1960 que contiene versos dedicados a Machu Picchu. 

Extraje de allí un poema, el número VIII, que expresa parte de esa visión hidalguiana de la ciudad. Espero lo disfruten, hasta pronto.





domingo, 5 de julio de 2015

ALBERTO HIDALGO: EL ANTI-BORGES


En la imagen: Los jóvenes, Alberto Hidalgo (arriba) y Jorge Luis Borges (debajo)


ALBERTO HIDALGO: EL ANTI-BORGES

Por Carlos Dearma / Quizás debería decir algo así como que este escrito es una especie de… “regreso”. 

En los últimos años mantuve un silencio total con respecto al blog de Alberto Hidalgo; las razones son múltiples y no corresponde aquí ahondar en ellas. Solo que problemas familiares y personales ineludibles me obligaron a abandonar esta tarea. Primero pensé que iba a ser por un corto periodo de tiempo, luego pasaron cuatro años. 

Logré recuperar mi cuenta del blog y aquí estoy nuevamente. Con algunas ideas y nuevas ganas.

Para retomar elegí un texto corto que refleja la reputación libelista de Hidalgo. Sabemos que el arequipeño no tenía pelos en la lengua a la hora de lanzar sus impiadosas críticas.

Y su pluma afilada tampoco. Transcribo una carta donde el blanco de su ira es el mismísimo Jorge Luis Borges. Al parecer don Alberto y el venerable Jorge Luis tuvieron este cruce cuando el argentino escribió una crítica desfavorable sobre un poemario del peruano, desliz que Hidalgo no perdonó ni dejo pasar. Espero les resulte interesante. Hasta pronto.



Por Alberto Hidalgo.

Querido Borges: Voy a refrescarle la memoria. Hace unos meses, varios, muchos, una noche, pasadas las 24, frente a la Confitería del Molino, Ud. tuvo un breve apuro. Quería acompañar a una amiga hasta su casa, en Villa No Sé Cuántos. El automóvil costaría, según sus cálculos, 3 o 4 pesos. Como Ud. no tenía ninguno, yo le presté diez, de modo que Ud. pudo irse con la chica, solos los dos, y juntos, dentro del auto y bajo la noche. 

Y de seguro no pasó nada. ¡Nunca pasa nada entre Ud. y una mujer! Corrió el tiempo. Cierta vez, en el Royal Séller, extrajo Ud. su cartera y de ella un billete, nuevecito, de diez pesos, con desánimo de dármelos. Eran para abonar la consumación. 

Pero me dijo:
—No tengo sino esto. El miércoles cobraré un artículo en “La Prensa”.
—¡Hombre!— le respondí, ¡cuando usted pueda! ¡No faltaba más!

No volví a verlo. Desapareció de la tertulia y olvidó la cuentecilla, no obstante de haber cobrado, de seguro, varios artículos en “La Prensa”.

Ahora bien: desde hace algún tiempo, todo lo que usted escribe me parece malo, muy malo, cada vez peor. ¡Ud., con tanto talento, escribiendo puerilidades! ¡No puede ser! Temo que mi juicio adolezca de parcialidad, a causa de los diez pesos que me debe. 

Páguemelos, querido Borges. Quiero recobrar mi independencia. ¡Concédame el honor de volver a admirarlo! Por otra parte, el dinero es sucio. Ud. y yo estamos por encima de él.

Haga, pues, una cosa decente: vaya a una librería, compre unos libros por valor de diez pesos, y me los manda por correo certificado. 

Los libros que, a su juicio, yo deba leer y los cuales —imagino— no serán los suyos. Nada más. Eso será suficiente para que pierda mi carácter horrible, de acreedor. Presente mis respetos a su familia. A Ud. yo lo recuerdo constantemente. ¡Y no por la deuda!

Un estrujón de manos. A.H.