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jueves, 4 de noviembre de 2010

ENTREVISTA A CARLOS GARCIA (HAMBURG)



Con un atraso motivado por cuestiones personales tengo ahora el gusto de publicar una nota a Carlos Garcia (Hamburg). Carlos es un estudioso de la obra de Alberto Hidalgo, con una larga trayectoria literaria. Agradezco a él su colaboracion con el blog y pido disculpas por este retraso en una nota que habiamos prometido para el mes de agosto pasado.

Carlos antes de comenzar con las preguntas sobre Alberto Hidalgo, quería pedirte algunas respuestas acerca de tu labor profesional y literaria:

1. Naciste en Buenos Aires y podemos decir que es una ciudad con mucha literatura: ¿Cuándo surgió tu interés por la literatura? ¿Qué autores leías? ¿Publicaste tus primeros trabajos allí?

Siempre fui un lector, especialmente de prosa: desde los libros de aventuras de la infancia, hasta las novelas, los cuentos y libros de investigación o manuales casi sobre cualquier tema, primero provenientes de la bien surtida biblioteca paterna, luego de la propia. En Buenos Aires trabajé, además, algunos años como librero, con pasión.
Escribo desde los 16 años. Comencé, como otros jóvenes, con poemas y cuentos. Produje, además, seis novelas, que jamás mostré a nadie, porque no eran buenas. Ahora lamento haberlas destruído: tendrían al menos un curioso valor testimonial.
En cuanto a mis lecturas de joven y adulto, fui un snob, quizás por haber sido educado en una escuela inglesa: leí casi todo lo que venía de Europa occidental (en especial, Inglaterra y Francia, sobre todo los clásicos), y poco de lo producido en Argentina, con excepción de Cortázar, Arlt y algún otro. A Borges lo descubrí ya veinteañero, por casualidad: una amiga de mi padre perdió un libro de Hermann Hesse que yo le había prestado, y a cambio me dio Discusión. A partir de ese momento me convertí en un lector de Borges, cuya vida y obra estudiaría más tarde.
Mi primera publicación tuvo lugar en 1995. Se trataba de un cuento titulado “Peligrosa afinidad”, que adoptó generosamente la revista Proa (tercera época).
A partir de allí, sólo publiqué artículos, ensayos y libros en diversos países: Argen¬¬tina, México, España, Brasil, Uruguay, Dinamarca, Estados Unidos... En total, publiqué en los últimos 15 años unos 150 títulos, de los cuales 13 son libros. En Madrid soy, además, uno de los redactores que hacen la revista Boletín RAMÓN, fundada y dirigida por Juan Carlos Albert, dedicada exclusivamente a comentar vida y obra de Ramón Gómez de la Serna.

2. Vivís actualmente en Alemania: ¿Por qué esa elección? ¿Tuvo la “mudanza” que ver con tu labor literaria?

La mudanza no tuvo lugar por cuestiones literarias. Abandoné Argentina en 1977, asqueado ante la realidad política, social y cultural, luego de que una banda de ineptos, asesinos y chupacirios se alzó con el poder en 1976.
Pasé de Buenos Aires a España. Tras vivir allí dos años me radiqué en el norte de Alemania, donde vivo desde 1979. Hacia esta tierra, que originalmente no había figurado en mis planes (Europa era para mí apenas España e Italia, por cuestiones familiares, y Francia e Inglaterra por cuestiones culturales), me trajo una relación amorosa. Esa relación fracasó poco después, pero otras me retuvieron aquí. Vivo, perfectamente integrado y con dominio absoluto del idioma, con mi mujer alemana y sus hijos; tengo, además, una hija propia de otra relación, que ahora vive y estudia en Viena.
Desde el punto de vista literario, debo hacer algunas precisiones. Por un lado, yo no vivo, no podría vivir de lo que escribo. Para subsistir debo trabajar en cosas ajenas a la literatura. Pero Alemania permite al menos eso: trabajo sólo 35 horas por semana, y ello me da la holgura necesaria para dedicarme por las noches y durante los fines de semana a escribir.
Pero el país que, quizás sin saberlo, hizo más por mí desde el punto literario es España. Lo cultural es allí apoyado por instituciones estatales de una manera que, a pesar de lo perfectible que pueda ser, debería servir de modelo a otros países, incluída la Argentina. Casi todos los libros míos aparecidos en España pudieron hacerlo porque el Ministerio de Cultura aportó un subsidio; de otro modo, las editoriales no podrían publicar esa clase de libros, que no se amortizan o lo hacen, a lo sumo, a muy largo plazo.

3. Sé que has realizado trabajos de investigación sobre Borges y Macedonio, autores que, podemos decir, son muy visitados por los investigadores. Sin embargo, tú has elegido facetas poco tocadas: ¿Podrías ampliarnos un poco la información acerca de esos trabajos?

En mi opinión, la mayor parte de los libros que se escriben sobre Borges son superfluos: unos copian más o menos aplicadamente lo que otros dijeron, o se limitan a repetir lo que dijera Borges. Si bien ha comenzadoa cambiar, eran muy pocos los autores que tomaban a Borges, no como objeto de veneración, sino de estudio. Yo aspiro a enrolarme en las filas de quienes se dedican a lo segundo, y hacer allí un aporte propio. Soy uno de los primeros que se acercó a Borges con una mirada filológica, de los que investigaron en las condiciones de producción y en su entorno literario. Por otro lado, advertí que la mayor parte de quienes escriben ensayos sobre la obra de Borges apenas se han tomado el trabajo de investigar en archivos, institucionales o privados; yo preferí seguir ese camino. Ello me permitio descubrir algún que otro texto, y acceder a numerosas cartas de Borges. Publiqué ya varios de esos epistolarios, en ediciones comentadas: con Jacobo Sureda y Maurice Abramowicz (Cartas del fervor, 1999), con Macedonio Fernández (Correspondencia Macedonio-Borges, 2000), y recientemente con el mexicano Alfonso Reyes (Discreta efusión, 2010). Para mi uso personal tengo hechas muchas otras ediciones comentadas de epistolarios borgesinos, que quizás alguna vez pueda dar a luz.

4. El peruano Alberto Hidalgo es un personaje que eligió Buenos Aires para vivir. ¿Por qué y cuando apareció tu interés por “Alberto Hidalgo” como tema de estudio e investigación?

Llegué a Hidalgo, como a muchos otros temas y autores, a través de Borges. Recuérdese que se atribuye a ambos, junto al chileno Vicente Huidobro, la edición de una antología poética, titulada Índice de la nueva poesía americana (1926). Demostré en mi trabajo “El Índice de Hidalgo” que esa compilación es obra exclusiva del peruano. Mi investigación al respecto iba a formar parte de una reedición comentada y anotada de la antología, que debía publicarse en España a cargo de Juan Manuel Bonet. Pero la editorial decidió renunciar al proyecto. Me alegra que, al menos, se disponga ahora de la reedición hecha por la librería anticuaria Sur, de Lima, aunque ese libro hubiera merecido varias notas, de las que desafortunadamente carece.
Aunque ese proyecto fracasó, y como paralelamente entré en contacto con Álvaro Sarco, me entusiasmé por investigar a fondo vida y obra de Hidalgo. Como producto de ese interés, aporté una nota sobre el cuento “El plagiario” a la reedicón de Los sapos y otras personas (2005), seis ensayos y una extensa bibliografía para el volumen colectivo El genio del desprecio (cuyo título propuse al editor) y obtuve para ese libro colaboraciones originales de los argentinos Martín Greco, Sergio Baur, May Lorenzo Alcalá y Ariel G. Fleischer, así como del mexicano Evodio Escalante. Recientemente dí a luz en Madrid una reedición de España no existe (2007) y preparo, como ya dije, la edición comentada de su epistolario con Reyes, que saldrá en México y / o en Perú. Preparo también una exhaustiva bibliografía suya, que consta ya de varios centenares de títulos. Si a ello se agrega que planeaba un libro sobre Hidalgo en conjunto con Martín Greco, se podrá deducir mi interés en él y su obra. A decir verdad, el mayor aliciente para ello era precisamente la falta de estudios y el desconocimiento, por parte del público, de su vida y obra. Al trabajar dejo siempre de lado mis gustos personales, que van en direcciones diferentes a lo hecho por Hidalgo.

5. He leído un artículo de Ariel Fleischer sobre Hidalgo titulado “Un vanguardista peruano en las pampas” (quizás tú lo conoces); tú también has estudiado al “joven” Hidalgo. ¿Qué opinión te merece a ti este mote de “vanguardista” en Hidalgo? ¿Qué cualidades debería reunir un artista de vanguardia? ¿Qué rastros de esta actitud de “vanguardia” podemos encontrar en el Hidalgo de los años adultos?

Sí, conozco el trabajo de Ariel Fleischer, a quien gané para el volumen El genio del desprecio, donde publicó un interesante ensayo sobre Hidalgo el poeta argentino Bernardo Horrach.
A riesgo de atraer ciertas iras, y a pesar de que soy, con Dieter Reichardt, autor de una obra standard sobre la literatura de vanguardia en Argentina, Uruguay y Paraguay, diré que creo que no hubo en Hispanoamérica una vanguardia en el sentido en que sí la hubo en Europa. La nuestra es, por un lado, derivada de la europea, y por otro “contaminada” con lo autóctono (criollismo, negrismo, indigenismo, etc.). de modo que, si acaso, sólo puede hablarse de una vanguardia sui generis.
Hidalgo fue, a pesar de algunas ínfulas que parecían entroncarlo con el futurismo de cuño marinettiano, en sus comienzos apenas un tardomodernista. Ninguna de sus realizaciones posteriores lo llevó más allá de lo que se hizo en Francia, Italia, España o Argentina. Lo que de vanguardista tenía Hidalgo se agotaba más bien, a mi entender, en el gesto, en la pose, que es lo que conservó hasta el final. Ello no quiere decir que su obra no merezca atención y estudio: una trayectoria literaria de más de 50 años merece mi mayor respeto, y lo obtiene.

6. A decir de su compatriota Álvaro Sarco, Hidalgo es un autor poco leído actualmente y, le agregaría, casi olvidado, por lo menos en la Argentina: ¿Qué repercusión tuvo tu trabajo sobre “España no existe”? ¿Qué te “interesó” sobre el mismo?

En efecto, Hidalgo está olvidado en Argentina. Apenas algunas de las nuevas reeediciones, así como las publicaciones del amigo Sarco y de alguno de mis trabajos están haciendo algo por su recuperación. Pero estas publicaciones han tenido poco impacto en Argentina. Descontando la falta de interés general por cuestiones de la historia literaria, a Hidalgo lo perjudicó su carácter, pero también el hecho de haber sido, siquiera por un tiempo, antisemita y fascistoide, según mostró mi amigo y colega Martín Greco en un excelente ensayo recogido en El genio del des¬precio.
En cuanto a mi reedición de España no existe, no he recibido aún ninguna liquidación de la editorial española-alemana, pero calculo que se habrán vendido unos 500 o 600 ejemplares. La cantidad muestra la desproporción entre el interés que reciben estos proyectos y su importancia intrínseca.
Ya que hablamos de ese libro, no estará de más mencionar que incluí en él no sólo el texto España no existe, de 1921, sino además todos los pasajes relacio¬nados con autores españoles procedentes de otro libro de Hidalgo: Muertos, heridos y contusos (1920). De mi propia cosecha agegué “Ubicación de Hidal¬go”, “Notas sobre España no existe”, “Alberto Hidalgo y Guillermo de Torre (1920-1933)” y una versión actua¬lizada de “El Índice de Hidalgo”.
A mí me interesó el proyecto, más que nada, porque permitía vislumbres intere¬santes en la época (1920-1921) que yo venía estudiando desde otras perspectivas, relacionadas con el joven Borges, con el ultraísmo español y con la trayectoria de Guillermo de Torre.

7. Sé que trabajaste sobre la correspondencia entre Hidalgo y el mexicano Alfonso Reyes. ¿Podrías ampliarnos un poco sobre este punto?
El intercambio epistolar conservado entre Reyes e Hidalgo es relativamente exi¬guo, consta de pocas cartas, pero trasunta un profundo malentendido y disgusto entre ambos. Se habla a menudo de Alberto Guillén como imitador de Hidalgo. El volumen que estoy preparando se titulará “Cartas peruanas”, y contendrá las misivas intercambiadas por Reyes tanto con Hidalgo como con Guillén. De modo indirecto, se podrán apreciar en ese trabajo las diferencias de caracter y temperamento, pero también literarias entre Hidalgo y Guillén. Yo siento un gran aprecio por Alfonso Reyes y su ingente obra. Será este el cuarto volumen de sus epistolarios que yo edite: ya di a luz su correspondencia con Guillermo de Torre (Valencia, 2005), con Vicente Huidobro (México, 2005), y con Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Macedonio Fernández y Evar Méndez (Madrid, 2010). Planeo además las ediciones en sendos volúmenes de su intercambio con Ramón Gómez de la Serna y con José Ortega y Gasset.

8. ¿Cómo definirías a Alberto Hidalgo? ¿Qué opinión te merece su obra?
Como ya di a entender en un pasaje anterior de esta entrevista, no soy devoto de la obra de Hidalgo, pero sí respeto su constancia y su laboriosidad. De entre sus trabajos, me quedo con las prosas y, sobre todo, con sus inefables libelos.
Por mi parte, sigo estudiando su obra con gusto y provecho, y escribo de vez en cuando sobre ella.

lunes, 16 de agosto de 2010

HIDALGO SOBRE PREMIOS Por CARLOS GARCIA (HAMBURG)



Por Carlos Dearma / Carlos Garcia (Hamburg)nacio en Argentina. Como escritor e investigador ha colaborado en revistas y editado varios libros. Publico 150 trabajos de critica literaria, dando luz a facetas poco estudiadas de Borges, Macedonio y otros escritores: Entre ellos Alberto Hidalgo. Como un adelanto de la entrevista que dio a este blog (proximamente saldra por aqui)y gracias a su colaboracion, tenemos el gusto de publicar uno de sus trabajos sobre Hidalgo titulado: Hidalgo sobre Premios.


Hidalgo sobre Premios Por Carlos García (Hamburg)

A Susana
Gracias a algunas publicaciones de los últimos años, es bien conocido, entre tanto, el genio desplegado por Alberto Hidalgo a la hora de fustigar o calumniar a alguien.
Mediante esta nota deseo presentar un caso poco difundido, que rezuma menos violencia que ironía.
Aludo a “Crítica de los Premios Municipales”, que Hidalgo publicó en el primer número de Pulso. Revista del arte de ahora.
De esa publicación, fundada y dirigida por Hidalgo en Buenos Aires, aparecieron en total 6 números entre junio y diciembre de 1928.
Colaboraron en ella Antonio F. Ardissono, Roberto Arlt, Alfredo Brandán Caraffa, Bernardo Canal Feijóo, Macedonio Fer¬nández, Eduardo Gon¬zález Lanuza, Raúl González Tuñón, Homero M. Guglielmini, Alberto Hidalgo, Ilka Krup¬kin, Leopoldo Marechal, Carlos Mastronardi, Ricardo E. Molinari, Nicolás Olivari, Roberto A. Ortelli, Alfonso Reyes, Manuel Rodeyro, Erwin F. Rubens, Raúl Scalabrini Ortiz, Fernán Silva Valdés, Amado Villar, Lizardo Zía y otros. Las ilustraciones estaban a cargo de J. Bonomi y Carlos Pérez Ruiz.
No está de más mencionar que la revista se imprimió en los talleres de la Sociedad de Publicaciones “El Inca”, que pertenecía a Roberto A. Ortelli y Roberto Smith.
Antes de reproducir el texto de Hidalgo, aparecido en Pulso 1, julio de 1928, página 15, conviene hacer algunas breves acotaciones que faci¬litarán su comprensión:
Los Premios Municipales del año 1927 en el rubro poesía fueron otorgados a Ezequiel Martínez Estarada por Argentina, a Tomás Allende Iragorri por La Transfiguración y a Horacio Ángel Schiavo por Aventura. En el rubro prosa se premió a Aníbal Ponce por La vejez de Sarmiento, a Álvaro Melián Lafinur por Las nietas de Cleopatra y a Leónidas Barletta por Royal Circo.
Hidalgo sería, junto a Roberto A. Ortelli, Arturo Cancela y otros, miembro del jurado que otorgaría posteriormente (en 1930) los premios municipales.

Carlos García
(Hamburg, 14-VIII-2010)


En las fotos Carlos Garcia (Hamburg)

[Alberto Hidalgo]
Crítica de los Premios Municipales
Por Alberto Hidalgo / Yo soy un hombre de mi tiempo. Es decir, un hombre en quien el estilo de la inteligencia, o sea la manera de pensar, sufre las sugestiones del momento. Hasta ahora he creído que los premios literarios debían ser otorgados por jurados compuestos exclusivamente de literatos. Desde hoy, ya creo prescindible tal condición. Los últimos premios municipales son la causa del cambio.
Este año, el tribunal edilicio ha estado formado por gente casi toda agena [sic] a las letras. Que yo recuerde, sólo había dos miembros ligeramente ligados con cosas de la pluma: el Sr. Alfredo Bianchi, ad¬ministrador, mejor dicho, gerente de la literatura de la generación a la que hemos pateado el nido; y el Sr. Mariano Antonio Barrenechea, ex-director, filósofo de menor cuantía, e ignorante confeso de asuntos literarios. Y sin embargo ese jurado ha otorgado admirable¬mente los premios. Vamos al grano.
El primer premio, a Ezequiel Martínez Estrada, no puede ser más justo. Su libro Argentina es indudablemente un libro escrito con un porpósito pequeño: el de conquistar voluntades explotando los sentimientos patrióticos. Muchas de sus páginas están vacías a causa de eso: la ocasionalidad del motivo, lo subalterno del anhelo. Pero así y todo, tiene poemas cabales, entre los cuales hay uno, admirable, admirabilísimo, el de la vaca, “en cuyas cuatro patas reposa la arquitectura”. Martínez Estrada es de entre los poetas argentinos que en el sector de izquierda llamamos “pasatistas” el mejor de todos: mejor que Pedroni, mejor que Tallón. Y esto es mucho.
El segundo premio, a Tomás Allende Iragorri no está tampoco mal. Pudo premiarse a Molinari, con quien no resiste la comparación. Pero también pudo premiárselo a él, como se le premió. No ha escrito nada para el recuerdo. Mas sus cosas no son definitivamente mediocres, y hasta se le ve lleno de grandes intenciones. Además, tiene una cara de ángel gordo que clama [a]l cielo. Tres mil pesos lo son.
Y el mejor premio es el tercero. Los premios son pocos. El jurado, sabiéndolo, ha pensado repartirlo. Ha premiado a Horacio Schiavo, lo que es premiar a dos: a él y a Marechal, su maestro. Schiavo queda con los pesos, Marechal con el honor. El jurado no es culpable de que Marechal no haya presentado libro a su dictámen. En este sentido, el veredicto es equitativo. Claro que hubiera sido más hermoso que Schiavo dividiese salomónicamente los dos mil pesos con Marechal. Pero se me ocurre un argumento. De acuerdo con esto último, algunos autores que han obtenido premios en años pasados, de tener que compartirlos con sus progenitores, es casi seguro que al fin de cuentas no se quedarían sino con centavos. Desde luego, todo nos autoriza a creer que si Marechal hubiese publicado este año algún libro, el jurado le habría dado por lo menos lo que a Schiavo le dió. Al fin y al cabo, ha demostrado su buen gusto. El premio ha sido a la poesía “de” nuestro compañero por intermedio de una de sus buenas realizaciones. Pues es urgente dar esto por sentado: que Aventura no es una peor imitación de Días como flechas... Alberto Hidalgo

martes, 10 de agosto de 2010

ENTREVISTA A ALVARO SARCO (Segunda parte)



Por Carlos Dearma / A continuación tengo el gusto de publicar una entrevista a Álvaro Sarco en la que se extiende por la obra de Alberto Hidalgo. Hace unos años solo una parte de esta entrevista salio en un diario del Perú: Hoy y gracias a la amabilidad de Álvaro podemos leerla en su totalidad.

Genio y figura de Alberto Hidalgo (En la foto con su esposa Elisa Dearma)


DIÁLOGO CON ÁLVARO SARCO


¿Cuál fue la trayectoria de Alberto Hidalgo?

- Esta es una interrogante que exigiría una vasta respuesta. Me limitaré a señalar algunos hitos de su itinerario literario. En 1916, con la aparición de su poemario “Arenga lírica al emperador de Alemania. Otros poemas”, plasma por vez primera en el Perú ciertos elementos temáticos del futurismo italiano; la vindicación de la máquina, la fuerza entendida como expresión de una “voluntad de poder”, y la guerra como “eugenesia de la humanidad”. 

Así, no pocos críticos consideran a Hidalgo el introductor del futurismo –y con ello de la vanguardia- en el Perú. Pero es necesario precisar que juntos o insertos en los primeros poemas de ribetes futuristas hidalguianos, aparecen líneas o sonetos de estética modernista, de modo que el futurismo que ensayó Hidalgo en 1916, aún era un híbrido, una aproximación más bien superficial al movimiento de Marinetti.

En 1917, Hidalgo publica en Lima “Panoplia lírica”, poemario que contiene un extenso e interesante prólogo de Abraham Valdelomar. El espaldarazo del iqueño le permitió cierta presencia en el circuito literario limeño.

Pronto, sin embargo, debido a los libelos que publicó en 1916 en “Hombres y bestias” y en otras publicaciones periódicas, Hidalgo cosechó nutridos e influyentes detractores como Clemente Palma. Quizá básicamente por ello, Hidalgo viajó a Buenos Aires a finales de 1919. 

En 1920 visitó España, participando en las principales “peñas literarias”, en boga por entonces. En la peña del “Pombo” hizo migas con su director, Ramón Gómez de la Serna. De vuelta a Buenos Aires, participó notoriamente en el desarrollo de la vanguardia argentina, tanto como creador como animador literario.

En 1925 publicó su poemario “Simplismo”, que proponía su “ismo” particular, y en 1926 concretó su original “Revista Oral” –que según Antonio Requeni era una “especie de audición radiofónica”- con figuras como Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo, Francisco Luis Bernárdez, o un Leopoldo Marechal.

Descontando a Macedonio Fernández, la extrema beligerancia de Hidalgo lo distanció del resto de escritores argentinos mencionados.

En 1928 publicó su importante poemario “Descripción del cielo”, donde perfila una peculiar poética que ya no abandonaría, y edita su efímera revista “Pulso”. Para la década del treinta concreta poemarios de “madurez creativa” como “Actitud de los años” en 1933, y “Dimensión del hombre” en 1938.

En los cuarenta intenta teorizar sobre el fenómeno poético, y aun estético, en su “Tratado de poética” de 1944, y publica poemarios resaltantes como “Poesía de cámara” en 1948.

En la década del cincuenta la temática de sus poemarios señala una creciente añoranza por el Perú. De tal giro, aparece una de sus producciones líricas más significativas; “Carta al Perú” de 1953.

En adelante, su incesante potencia creadora da a la luz pública poemario tras poemario que, inevitablemente, reflejan también notorios altibajos. Uno de sus libros más celebrados por la crítica del momento fue su “Biografía de Yomismo” de 1959. 

Pocos años antes de fallecer, en 1967, incursiona en el último género literario no explorado por él; la dramaturgia. Cabe recordar que en la década del veinte había tentado el cuento, y en los cincuenta, la novela.

¿Cómo describirías la personalidad de Alberto Hidalgo?

- Su personalidad estuvo signada por la beligerancia. No tuvo sólo una beligerancia juvenil contra la generación precedente, tan común y que suele apagarse con el tiempo. 

Su empeño en denostar a los que castizamente se conocen como “vacas sagradas” persistió toda su vida. Las explicaciones biográficas dirigidas a despejar semejante actitud son significativas, pero lejos están de aproximarnos a las causas de manera segura.

 Lo verificable es la autenticidad de esa actitud en contra de lo “oficial”. Ahí están sus libros de crítica-libelista juvenil como “Hombres y bestias”, “Jardín Zoológico” y “Muertos, heridos y contusos”, o sus textos, declaraciones y actitudes de madurez que dan cuenta de una continuidad, de una consecuencia anárquica, quizá puramente “disolvente”, para usar un juicio de Mariátegui, pero consecuente al fin.

 Aquí es importante recordar la influencia de Manuel González Prada y Abraham Valdelomar en Hidalgo. El primero le confirió una perspectiva de los “males nacionales” y de sus “culpables”, y el segundo, un literario tono lúdico para abordar ciertas denuncias, tono que en Hidalgo trocó en mordacidad. 

Para Luis Alberto Sánchez, Hidalgo fue el primero en usar un lenguaje coprolálico en el libelo. Si bien todo indica que tal aserto no yerra, si nos quedáramos sólo con esta característica, los libelos hidalguianos no pasarían de burdas diatribas. 

Creo que la trascendencia de la libelística de Hidalgo se basa en su capacidad para zaherir armonizando una calibrada procacidad con una sustancial dote para metaforizar.

¿Cuáles consideras, a tu juicio, las obras más perdurables de Hidalgo?

- Ubicando a un lado el gusto personal, y con la salvedad que en poemarios que no citaré hay creaciones aun antologables, considero importantes para los estudios literarios el primer poemario de Hidalgo “Arenga lírica al emperador de Alemania. 

Otros poemas” por la inaugural impronta futurista que insertó en nuestras letras.

 También los poemarios experimentales “química del espíritu” y “Simplismo”, de 1923 y 1925, respectivamente, brindan claves del fenómeno vanguardista. 

Por perfilar la original y definitiva poética de Hidalgo, con su propuesta del “poema de varios lados”, así como por ser una sugestiva expresión de libro-objeto, rescataría a “Descripción del cielo” de 1928. 

Por sus hondas implicancias poéticas y por ser cabales muestras de un poeta ya dueño de sus capacidades expresivas mencionaría a “Actitud de los años” y “Dimensión del hombre” de los años treinta, “Edad del Corazón” y “Poesía de Cámara” de los cuarenta, y “Carta al Perú”, “Espaciotiempo” y “Biografía de Yomismo” de los cincuenta.

 Esto en cuanto a poesía. En lo que respecta a la labor libelista de Hidalgo, creo que “Jardín Zoológico” de 1919, “Muertos, heridos y contusos” de 1920, el folleto “Sánchez Cerro o el excremento” de 1932, y “Odas en contra”, son las producciones más representativas de esta faceta creativa del arequipeño. 

Me parece particularmente interesante el poemario-libelista “Odas en contra”, porque conjuga por primera y única vez los dos géneros que mejor desarrolló Hidalgo. Finalmente, me parece interesante, como singular ejemplo de prosa vanguardista, el libro de cuentos de 1927 “Los sapos y otras personas”. 

Algunas piezas de teatro contienen propuestas con alguna novedad, pero me parecen lo menos resaltable de la producción hidalguiana.


En la foto Alvaro Sarco

¿Por qué el libelo se considera, ahora, el principal género de Hidalgo?

- Puedo ensayar cuatro explicaciones: una primera referida a que el libelo exigiría una menor “competencia” en el lector para “decodificarlo”, y de ahí, su mayor probabilidad de vulgarización. 

En segundo lugar, el hecho de que el corpus poético de Hidalgo –pese a su importancia- es mayormente desconocido, incluso entre los involucrados en los estudios literarios. Una tercer explicación incidiría en el empeñoso afán de algunos enemigos del arequipeño por relevar la faceta libelista, “injuriosa”, de Hidalgo, para justamente roturarlo como un escritor meramente vociferante, y en consecuencia, delenezble, sepultando o minimizando su despliegue poético. 

Y, finalmente, estaría el propio Hidalgo, que en prólogos y entrevistas se encargó de afirmarse como el “primer libelista de todos los tiempos”. Esto lo entiendo como una expresión ególatra del arequipeño, quien prefería autoproclamarse como el primer exponente de un género para muchos discutible, a debatir cierta primacía poética con otros creadores.

El juicio de la posteridad a Hidalgo es duro. Sin embargo, ¿es posible que éste cambie?

- Mucho me temo que ni siquiera hay un juicio, al menos no un enjuiciamiento al margen de antipatías personales o de cofradía. Lo que existe, con las excepciones del caso, son tangenciales prejuicios heredados, pero sobre todo una monumental ignorancia de Alberto Hidalgo. 

Ahora bien, puesta sobre el tapete la obra de Hidalgo, no sé por qué esta época y las venideras esquivarían el aplicarse a su estudio. Y hablo del legado creativo de Hidalgo, que es lo que verdaderamente importaría o sería susceptible de estudio objetivo, y no de los inasibles pormenores de su biografía.

¿Se podría decir que algún escritor peruano haya seguido la senda de Hidalgo?

- Entre los escritores conocidos, el también arequipeño Alberto Guillén, evidenció en su obra y en sus actitudes alguna influencia de Hidalgo. También otros pretéritos admiradores de Hidalgo reflejan en sus obras su influjo. 

Pero tales discípulos no son más que episodios; ni lejanamente se aproximan al número de seguidores que originaron poetas como Vallejo o Neruda. Puede afirmarse que Hidalgo es un poeta “insular”, como Eguren, y que al igual que él, no dejó una “escuela”, pero ciertamente por causas distintas. 

Alguna vez Luis Alberto Sánchez se preguntó por qué siendo Vallejo un poeta de una mayor oscuridad discursiva que Hidalgo, tenía una popularidad y vigencia que alcanzaba a especialistas y aficionados. 

Quizá la posición de Vallejo, más “progresista” que el del “arbitrariamente violento” Hidalgo, en una época especialmente convulsionada para el mundo, influyó extra-literariamente en favor del primero. 

Ello –más allá, por cierto, de la magnitud poética de Vallejo- habría contribuido a que éste dejara una estela de seguidores y exegetas que impidieron su olvido o marginación.

¿Qué otras facetas de Hidalgo faltan por conocerse o, mejor dicho, a las que habría que prestarle más atención?

- En vida del arequipeño, aparecieron libros dedicados a explorar la poesía de Hidalgo. Todos de extranjeros. 

Obras como “Construcción de Alberto Hidalgo” de José Muñoz Cota, “Geografía de Alberto Hidalgo” de Gilberto González Contreras, “Diagnosis de la poesía y su arquetipo” de Ernesto Daniel Andía, o “Peso y medida de Alberto Hidalgo” de Gyula Kósice, intentaron aproximaciones a la obra de Hidalgo con precarias herramientas explicativas, o aplicándose en elaborar pintorescos panegíricos. 

Por entonces, también, aparecieron numerosos artículos y notas sobre el arequipeño, incluso en época temprana, como confirma Mariátegui cuando escribe que Hidalgo “creciendo, creciendo, ha adquirido efectiva estatura americana”.

 Lamentablemente, el análisis y la evaluación de la obra hidalguiana en su época, si bien llegó a ser cuantiosa, no tuvo un correlato en su calidad, por la carencia de marcos teóricos claros, o de solventes metodologías de interpretación, apelándose profusamente al puro impresionismo. 

Muerto Hidalgo, las décadas siguientes lo silenciaron sin escrúpulos. Recién en los últimos años se redactaron algunas notas y artículos, asomaron antologías, re-ediciones, y libros que incluyeron flamantes lecturas de la obra hidalguiana –lo último hace referencia a los aportes de Mirko Lauer en “La polémica del vanguardismo” y en “Musa mecánica”. En resumidas cuentas, entonces, aún cuando los recientes trabajos echan positivas luces, todavía se espera el libro sistemático que aborde con remozada y rigurosa versación el legado de “este gran poeta, uno de los cuatro mayores del Perú –según palabras de Sánchez- y acaso uno de los siete u ocho mayores de América”.

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Para concluir desde aquí les recomiendo otro articulo de Alvaro Sarco sobre Hidalgo. Se titula Alberto Hidalgo como cuentista






miércoles, 4 de agosto de 2010

ENTREVISTA A ALVARO SARCO (Primera parte)



ENTREVISTA A ALVARO SARCO (Primera parte)

Por Carlos Dearma / Escritor, docente e Investigador, Álvaro Sarco nació en Lima por 1970. Ha realizado estudios de derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú y curso Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Como compatriota de Alberto Hidalgo ha sido una de las personas que, labor exhaustiva de investigación mediante, dio luz a algunos de los trabajos más interesantes que hay sobre el arequipeño. Y que cabe destacar por su rigurosidad científica. Muy amablemente accedió a responder algunas preguntas para este blog. A continuación la primera parte de la entrevista.

Álvaro antes de comenzar con las preguntas sobre Alberto Hidalgo, quería agradecerte tu predisposición a esta entrevista y pedirte algunas respuestas acerca de tu labor profesional y literaria:

1-Se que realizaste estudios de derecho: ¿Eres profesor y abogado? ¿Cuándo y, quizás sería mejor preguntar, por qué crees que surgió en ti la vocación por la literatura?

Tengo concluida mi carrera de Literatura, la de Derecho se quedó a medio camino. De lo primero soy investigador y docente. Supongo que mi vocación literaria surgió tempranamente, desde muy chico me interesó la ficción escrita.

2-Pude leer hace un tiempo uno de tus cuentos (se trata de “Viernes de miércoles”) y supe que estabas preparando un libro: ¿Cómo vas con ese trabajo?

Pienso publicar una colección de cuentos este año. Ya terminé la selección y la revisión. Si no hay un inconveniente mayor, ese libro verá la luz en octubre.

3-He pensado, hasta hace muy poco, en Hidalgo como una especie de “maldito” dentro de la literatura latinoamericana y precisamente por ser un personaje polémico y casi olvidado, por lo menos en la Argentina. Tu le has dedicado mucho de ti: ¿Por qué y cuando apareció tu interés por “Alberto Hidalgo” como tema de lectura, estudio y reflexión?

A Hidalgo lo conocí por Mariátegui. Fue por indagación personal, ya que no se enseña a Hidalgo en el colegio. Me atrajo el corte vanguardista de sus poemas. En esa época -comienzos de los noventas- andaba interesado en Oquendo de Amat, y buscando poetas de similar estética, di con Hidalgo en la clásica nota que Mariátegui le dedica. Desde entonces fui inquiriendo por la obra del arequipeño.

4-¿Qué repercusión ha tenido tu obra en Perú sobre Hidalgo, me refiero a “El genio del desprecio”?

Tuvo una generosa aceptación. El crítico literario Ricardo González Vigil –en su balance del año 2006 en El Comercio- destacó a “El genio del Desprecio” entre los aportes en crítica literaria de ese año.

Mientras esperan por la segunda parte de esta entrevista, desde aqui les recomendamos un articulo de Alvaro titulado "Alberto Hidalgo como libelista"


jueves, 22 de julio de 2010

PASION Y TRAGEDIA DEL BIBLIOFILO (1946)



Por Carlos Dearma / Pude descubrir en mis lecturas de Hidalgo varias colaboraciones para con diarios y revistas. En este caso elegí una del año 1946. Se trata de un escrito para la Revista Fénix llamado “Pasión y tragedia del bibliófilo”. Con él me encontré nuevamente “identificado” por dos razones: La primera de ellas es por mi condición de “bibliófilo”; la segunda tiene que ver con las conclusiones de Hidalgo sobre los libros como “parientes”: Una frase muy sabia de su pensamiento y para ser tenida en cuenta entre las grandes frases de la literatura acerca de los libros.


Pasión y tragedia del bibliófilo

Por Alberto Hidalgo / Siempre voy a los cines con la esperanza de de ver en la pantalla el dibujo animado de los libros, correspondiente al de los ratones en el sueño de Hamerlin. No sé cómo este tema ha escapado a la imaginación estupenda de Disney, Issing, Fleisher, los otros magos del trazo viviente.


Si el hombre que compra un libro, el primero, pensara en el poder de multiplicación que los libros tienen se abstendría, seguramente, de hacer ese dispendio. Pues son como los bacilos o las polillas, poseen una asombrosa facultad de reproducción. Dentro de una envoltura y atado con hilo de cáñamo, entra uno, tímidamente, en las casas, bajo el brazo de las personas; lo desprenden de sus ligaduras, lo miran todos, la esposa, los hermanos, los hijos; al cabo de unos cuantos días, en que se lo ha llevado a la oficina, ha contemplado las calles desde la ventanilla de un asiento de tranvía o ha dormido bajo la almohada de alguien, para conciliar el sueño, lo condujo a su lecho, alguien lo deja abandonado sobre una mesa, encima del aparador, en cualquier parte.

Leído ya por todos, nadie se ocupa de él, pero a él le duele la soledad y, cautelosa, subrepticiamente, comienza a trabajar el espíritu de sus dueños, a taladrarles la conciencia para que le proporcionen un compañero, hasta que una buena tarde otro libro, también tímidamente, enfundado en su envoltura y atado con hilo de cáñamo, entra en la casa, esta vez de la mano de una dama y quizás codeándose con un maloliente paquete de queso o de cebollas. El recién venido inicia su peregrinación de ojos a ojos, para terminar reposando en un sofá, sobre la cornisa del ropero, encima del radiador de la calefacción.

Y empieza el idilio. Desde lejos, los dos tomos se hacen significativas guiñadas, suspiran, se envían los efluvios de una pasión naciente. Los besos son a la distancia y los ademanes tienen valor de promesa.

Mensajes inalámbricos se cambian los corazones de papel, el alma de las líneas, la tinta, que es su sangre. De repente, una mosca, un insecto vuelan de un volumen al otro y entre sus alas transportan, sin saberlo, los recados de una ternura inefable. No puede durar mucho tiempo, sin embargo, la separación de los cuerpos. Los seres que se quieren concluyen en el registro civil o en las casas de cita. Un día de limpieza, el día señalado para poner orden en el hogar, alguien automáticamente, obedeciendo a un misterioso, un recóndito mandato, junta, por fin, los libros, ¡Oh, qué abrazo!

Ningún casal se forma para cruzarse de brazos y la nueva pareja no puede ser excepción en la regla. Pronto arriban volúmenes y más volúmenes. Cuatro, ocho, quince, treinta se muestran, despatarrados o prolijos, sobre las mesas, en las sillas, junto a las lámparas, a veces a caballo sobre los objetos de adorno, sobre los potes, encima de un baúl, tirados en el suelo.

Es entonces cuando nos decidimos a comprar una repisa. Mas tarde, la repisa no basta y adquirimos un armario de dos o tres pisos. Viene, en seguida, la biblioteca. Como no carecemos de condiciones de previsión, la encargamos de una capacidad superior a la exigida por las necesidades momentáneas. Pero en cuanto nos la traen y acomodamos en ella todos los testimonios de nuestra cultura, viendo que quedan vacíos dos anaqueles y eso afea el espectáculo del recinto, pues poco a poco nos hemos ido dando cuenta del valor también decorativo de los libros, corremos a las librerías y traemos unos cuantos, los precisos para llenar los huecos del magnifico mueble.

Quizás nos llamamos a sosiego una, varias semanas. Al salir de la habitación, al entrar en ella damos una mirada de afecto al erudito escaparate. A cenar o a beber una copa invitamos a amigos como pretexto, pero en realidad para mostrarles aquello e inducirlos a pensar en nuestra sabiduría. Mas los libros no se duermen en sus laureles. Siguen ejerciendo sus esotéricas influencias para que su número aumente y aumente sin cesar. Tienen poderes desconocidos, imanes invisibles y secretos con los cuales atraen a sus semejantes.

Otras estanterías, otras bibliotecas se suman a la primera. No hay un claro en las paredes, entre puertas y ventanas, donde no hayamos ubicado una, por supuesto mandada a construir de medidas especiales. Ya no sólo están los libros en la sala de recibo, en el escritorio, sino en los dormitorios, en el vestíbulo, apilados en los rincones, bajo las camas. Nuestra mujer, si somos casados, nuestra madre o nuestras hermanas nos reprochan constantemente la manía en que hemos caído y nosotros comprendemos que tienen razón, nosotros mismos nos percatamos de sus inconvenientes, sufrimos por ellos, pues no dejan espacio en el bufete para escribir, en la mesa para comer, en el sofá para recostarnos, en la botinera para guardar zapatos. Pero nada podemos hacer para evitarlo. Los libros son un vicio tremendo.
Así las cosas, un día, por efecto de una digestión difícil, nos dormimos en un sillón y soñamos. Los libros saltan de sus estantes y se agrupan en torno a nosotros, mientras centenares, millares de otros más entran por la puerta, por las ventanas. Miles y miles de libros, trepándose unos encima de otros, llenan por completo la habitación, toda la casa. Cubiertos totalmente por ellos, nosotros y nuestros familiares perecemos asfixiados, exhalamos el último suspiro. Desde la muerte, aun clamamos: “¡Libros, más libros!”



Cuando un individuo, que tiene la pasión de los libros y ha tapizado con ellos todos los muros de su mansión, sueña que estos terminan cubriéndolo y asfixiándolo, tras de haber imposibilitado sus movimientos e invadido mesas, sillas, cama y hasta desparramándose por el piso, no piensa, lógicamente, sino en la manera de liberarse de esa amorosa opresión.

Lo primero seria arrendar una morada más grande y reservar la más vasta de sus habitaciones exclusivamente para biblioteca, con la terminante prohibición de trasladar volúmenes, bajo ningún pretexto, a los cuartos restantes. Pero en la práctica esto es imposible. Los libros caminan. Tienen unas patitas invisibles con las cuales siguen como perros a las personas, irrumpiendo de pronto en el comedor, en la sala, en los dormitorios. No hay aposentos en los anaqueles de cuya biblioteca se queden quietos indefinidamente. Cuando menos se lo sospecha, alguno pega un salto y se introduce en las otras piezas para refrescar la memoria de los dueños sobre una doctrina social, un principio de física, una creación poética. Y eso es solo el comienzo. Luego se producen desbandes en masa.

Una cosa es pensar en una mudanza y otra acometerla. Los alquileres andan por las nubes. ¿Valdrá la pena elevar nuestro presupuesto sólo para evitar el retozo de los libros relegándolos a un recinto especial? Y aun si nos dispusiéramos a hacer ese sacrificio económico, ¿Será fácil hallar casa? En todas partes, en cualquier ciudad del planeta la crisis de la vivienda es hoy malestar insalvable. Por otro lado, ¿De que serviría ese dispendio si al poco tiempo habría que incurrir en uno mayor, por ser forzoso destinar, no una sino dos o tres piezas a morada de los libros, pues estos, según sabemos, se multiplican con asombrosa velocidad? A quien de veras los ama, los pesos no le paran en el bolsillo: concurre a las librerías y adquiere todo cuanto se edita. ¡Y se edita tanto!

Estudiados los pro y los contra, impónese la renuncia al cambio domiciliario. Uno debe quedarse donde está e intentar la resolución del conflicto por otra vía. Acuciando el magín, surge una formula considerada feliz: encajonar la biblioteca y alojarla en el sótano o en el desván. Ponemos manos a la labor. Mandamos traer unos arcones, acariciando el propósito de no guardarlos todos, sino dejar cerca de nosotros los que mas amamos, estos tomos de poemas, aquellos de filosofía, esos de ciencia, algunos de artes plásticas, nuestros Shakespeares, nuestros Baudelaires, la obra completa de Hegel, determinadas colecciones, etc. Mas al empezar la tarea y ya puestos en trance de decidir preferencias, las vacilaciones nos asaltan. ¿Por qué enviar al ostracismo a unos y a otros no? ¿Es que un Dante, un Novalis, un Heidegger valen menos que los autores mencionados? 

No puede haber hijos y entenados, ¡El encierro debe ser unánime! Y cuando finalmente los cajones se llenan, una triste emoción nos embarga en el instante de ver que se conduce a entablar amistad con las sombras. Nos parece que aquellos fueran ataúdes donde descansarán los últimos despojos de amigos bien queridos; es algo como si tuviéramos la impresión de asistir al sepelio de nuestra cultura.

Sin embargo, el símil es totalmente inexacto. La muerte es un suceso fatal e irreparable al que siempre, tarde o temprano, terminamos resignándonos, y algo nos dice que los libros no están muertos. Los conceptos, los sentimientos y los personajes domiciliados en sus páginas pugnan minuto a minuto por salir. Quieren los dos primeros volver a la superficie para entrar de nuevo en relación, mediante el mecanismo de la lectura, con los cerebros y los espíritus. Anhelan los segundos convivir otra vez con los hombres una existencia a la que tienen derecho, pues aunque no sean de carne y hueso son criaturas hechas a imagen y semejanza de las demás, pobladores del mundo del pensamiento.

Los libros amontonados en los baúles son algo así como los ciudadanos de las cárceles, con la diferencia de que aquellos no han cometido crímenes ni pecados. En las noches, cuando todo duerme, alguien, de pronto, se despierta sobresaltado, porque la madera de los cajones cruje extrañamente, parece rajarse como cediendo a la presión de fuerzas desconocidas: son los protagonistas de las novelas, los seres palpitantes de los dramas y las tragedias y hasta las figuras de los cuadros celebres reproducidas en laminas a todo color que se rebelan contra la oscuridad y al ahogo a que se los condenara. Quieren escapar de sus calabozos, ayudados en eso por las ideas, pues estas son como los gases o los átomos, los cuales poseen un fabuloso poder de expansión y bajo ciertas condiciones pueden hacer estallar las paredes del recinto que los contiene.

Casi no hay hombre de estudio que no se haya visto enfrentado al problema de los libros que inundan-perdón por el vocablo-su casa y se la tornan irremediablemente incomoda. Muchos hemos acudido al expediente del enjaulamiento, pero pocos, quizás ninguno, tienen duro el corazón para con ellos. Entre alborozo y llanto se concluye libertándolos. Y es que los libros son los parientes más próximos, y más estimados, de cuantos tenemos fe en las creaciones de la inteligencia. Alberto HIDALGO.

Tomado de Revista Fénix de la Biblioteca Nacional de Lima. 2º semestre 1946. Nº4

domingo, 11 de julio de 2010

POEMAS CON PATRIA: CARTA AL PERU (1953)



Por Carlos Dearma / Los poemas dedicados a su patria son una constante en los últimos años de la vida de Hidalgo, también en los que puede notarse mas su preocupación social. En una entrevista, el poeta peruano José Ruiz Rosas se refería a Alberto Hidalgo de esta manera: "Era un escritor furibundo, antiaprista a muerte, panfletario. En Arequipa le tenían miedo y respeto, pero tenía el propósito de reconciliarse con su pueblo. Se mostró culto, amable y generoso, se interesó por los poetas jóvenes. Hidalgo es un caso de escritor rebelde, iconoclasta, irreverente." Quizás esa intención de "reconciliarse con su pueblo" a decir del venerable y querido don José, sirva para explicar en parte esta preocupación, reflejada en su poética. En 1953 se editó "Carta al Perú", de allí extraje el poema número 2 que reproduzco a continuación:

ALBERTO HIDALGO - CARTA AL PERÚ

2

Tú estás hecho Perú de patria y pueblo
de cantidades desconocidas pero bien sumadas
de la tinta con que se escriben poemas y canciones

Estás hecho de tierra y de años
de ráfagas de paloma y de pedazos de león
de la materia prima del coraje
que al no ser provocado disputa suavidades a la
seda

Estás hecho del dialogo perdido de los árboles
y del rocío que cuelga de la palabra esperanza
de aquello que se pierde en el trayecto y está
presente en el transcurso
de lo jamás coleccionado en los relojes
pero afirmado en toda ausencia

Estás hecho de disidencias con lo fácil
de capitulaciones con lo grande
de triunfos sobre todo lo que te odia
y derrotas por todo lo que te ama

Estás hecho de lo que quieres y lo que te quiero
de lo que a ti te nada cuando en una vihuela te
zambulles
de lo que a mí me piensa cuando me pongo a
contemplar tu historia
de lo que yo te agüeito desde lejos a través de
mis ondas
como por una cerradura que se quedó sin sueño

Tomado de Alberto Hidalgo: Carta al Perú. Editorial El Ateneo. Bs As. 1953. 77 pgs.

PERU: ALAN GARCIA VETO LA LEY DE CONSULTA



Por Carlos Dearma/ A Continuacion reproduzco un articulo de Indymedia con ultimas noticias desde Peru:

EN EL CONGRESO VOLVERAN A INSISTIR CON LA NORMA, PREVISTA EN EL CONVENIO 169 DE LA OIT. RELATOR DE LA ONU PIDE QUE SE PROMULGUE.

Relator ONU defiende ley sobre indígenas vetada en el Perú
Por Fuente: Prensa Latina - Friday, Jul. 09, 2010 at 9:34 PM


Lima, 8 julio de 2010 - (PL) El relator de Naciones Unidas para Asuntos Indígenas, James Anaya, se pronunció contra las observaciones presidenciales a una Ley de Consulta previa a los nativos sobre decisiones que los afecten. El pronunciamiento responde a una carta sobre el tema enviada por la Asociación Interétnica de la Selva Peruana (Aidesep) y fue difundido hoy por esta central de comunidades originarias amazónicas.

Anaya llamó al gobierno y al Congreso a que pongan en vigencia la ley aprobada el 19 de mayo por consenso en el legislativo y a la que el presidente Alan García devolvió con varias observaciones.

Las observaciones plantean principalmente que quede en claro que los indígenas no tienen derecho a veto y que la decisión final en los temas consultados corresponde al poder ejecutivo.

Anaya, según Aidesep, plantea que la ley entre en vigencia sin las modificaciones planteadas por García y se abstiene de analizar en detalle las mismas.

Señala que la ley observada constituye un avance significativo en materia de derechos humanos, especialmente de los Pueblos.

Sobre el supuesto derecho a veto que según el jefe de Estado debe evitarse, Anaya anota que el objetivo de la consulta previa es lograr el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades a todo proyecto, norma o decisión política, económica o administrativa.

Aclara, según Aidesep, que "la normativa internacional sí establece requisitos de Consulta que limitan el poder del Estado y que promueven el diálogo intercultural y el consenso en cuanto a la toma de decisiones que puedan afectar directamente a los pueblos indígenas".

La legislación cuestionada por el jefe de Estado fue resultado de un proceso de concertación con los nativos, abierto a consecuencia de una gran protesta amazónica que en 2009 dejó un saldo de 34 policías y civiles muertos.

Las movilizaciones rechazaban una serie de normas relacionadas con un tratado de libre comercio con Estados Unidos y la presencia de transnacionales petroleras y mineras que contaminan la Amazonía y exigían la Ley de Consulta.

www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=204329&Itemid=1
http://argentina.indymedia.org/news/2010/07/740726.php

martes, 6 de julio de 2010

BANDERA DE LA VIDA o LA POESIA COMO BANDERA



BANDERA DE LA VIDA

Por Carlos Dearma / En 1967 (año del fallecimiento de Alberto Hidalgo) es publicada su primera Antología Personal. Antología de poesía que, hasta donde se, fue su último trabajo realizado: Es el mismo Hidalgo quien selecciono cada uno de los poemas que la integran. 

En una entrevista concedida a la revista Vosotras, publicada el 19 de enero de 1967, él mismo lo aclara: En estos momentos he terminado una antología. Allí advierto que mis poemas pueden agruparse en cuatro grandes motivos: los de “Poemas con esencia” o sea los de aquellas composiciones que revelan una raíz metafísica y profunda. Otro tema son los “Libros del Perú”, en donde trato el abolengo, la piedra, la raza de los incas a la que pertenezco. “Edad del corazón” significa el tema del amor, y finalmente debo mencionar la preocupación social, como aparece en “Poesía inexpugnable”, por ejemplo. 

El libro es una edición del CEAL, Centro editor de America Latina, aquella venerable editorial creada por Boris Spivacow y salio del taller de impresión en junio de 1967, unos meses antes de la muerte de Hidalgo. 

En la contratapa recuerda que la obra del autor: …acaba de recibir el primer premio en el concurso instituido por “Fundación de la poesía” Elegí publicar aquí uno de los poemas elegidos por Hidalgo. En particular “Bandera de la vida”. Espero les guste tanto como a mi.

Bandera de la vida por Alberto Hidalgo

Yo digo el fuego
el fuego cuyo volumen ignoran geometrías
cuadrado en sus paredes de llama
cilindro blando en la angustia de la mano opresora
violenta espada en el aire blandida
lengua asentada en el viento como una hoja
de afeitar
Estoy diciendo el fuego

Está en los ojos para que alumbre las miradas
en las de la ternura y en las de la maldad cuando
se cruzan como enemigos en calle de rencor
está en el amor para que arda y esta en el odio
para que se queme
lo ven los hombres y las cosas lo sienten pero lo
callan
y yo lo digo

Yo digo el fuego en la palabra que lo nombra
y en las que no lo nombran también lo digo
Es lo que suena en la voz
es lo que vibra en el canto
y por eso esta dicho en todos los vocablos que
ilustran la garganta
grandes desde el tamaño de las letras hasta Dios

Todo es forma del fuego
desde el agua roja de las venas hasta la sangre
blanca de los ríos
desde el mutismo que nos calla las penas hasta el
grito que ofrece los dolores
el mismo llanto es uno de sus modos de ser

Se lo dice en las manos de la despedida
y en la puñalada enemiga de la noche alevosa
también se lo dice
cuando se piensa y se calla lo que se piensa porque
el silencio es una cúpula de incendio
cuando se muere

El aire lo lleva en sí como a la trasparencia
el agua
mueve el viento ¿ráfagas? Llamaradas
cuelga los árboles sobre la tierra y en ella mete
sus raíces para escudriñarla
en el cielo es azul y en el mar
la montaña lo llama nieve
y los jardines lo pregonan en heridas de flores

Está en nosotros inseparablemente con la
naturalidad con que el color está en el vino
por él andamos y nos caemos y volvemos a levantarnos
agarrándonos de un trozo de su esfuerzo
unas veces lo llamamos música pero los pianos nos
cuecen el alma
otra poesía cuando hasta nos han tostado la carne
los recuerdos
¡ay! Pero a disimularlo no llegaremos nunca

Bandera de la vida izada en lo mas alto de los
hombres
yo dejo dicho el fuego
lo dejo dicho para siempre


ALBERTO HIDALGO



domingo, 4 de julio de 2010

MUERTOS, HERIDOS Y CONTUSOS





Por Carlos Dearma / La reputación como libelista de Alberto Hidalgo ha salido nuevamente a relucir en recientes escritos (me refiero a los interesantes trabajos de Alvaro Sarco sobre el tema). Como allanándole el camino a todos aquellos que estén interesados en la obra en prosa de Hidalgo, quise aquí reproducir un ejemplo haciendo honor a tal reputación: Un texto extraído desde la obra Muertos, heridos y contusos, de la década de 1920, referido al diario La Nación y a la familia Mitre. Espero que llene las expectativas de todos.

Click a "UN MITRE" de MUERTOS, HERIDOS Y CONTUSOS por ALBERTO HIDALGO

sábado, 26 de junio de 2010

Alberto Hidalgo: Un Vanguardista peruano en las pampas




Alberto Hidalgo: Un Vanguardista peruano en las pampas

Por Carlos Dearma / La obra literaria de Hidalgo, considerada de vanguardia por sus contemporáneos, ha sido objeto de estudios desde variados puntos de vista. Hace muy poco tiempo tuve la oportunidad de leer un mas que interesante artículo de Ariel Fleischer sobre vida y obra del poeta arequipeño, lo reproduzco integro aqui para lectura de todos ustedes.

Click a articulo titulado Alberto Hidalgo: Un Vanguardista peruano en las pampas

lunes, 19 de abril de 2010

ALBERTO HIDALGO por JOSE CARLOS MARIATEGUI



Por Carlos Dearma /Ambos son referentes de las letras peruanas. La amistad y el respeto mutuo los unieron. Podemos decir que Alberto Hidalgo supo escuchar con atención las sugerencias y criticas de otro de los grandes hombres de la literatura peruana. Esto se desprende de la correspondencia que mantuvieron. Aquí el capitulo que le dedicara Mariategui a Hidalgo en "El proceso de la literatura" de sus "Siete ensayos de interpretación de la realidad Peruana"(1928). Una semblanza literaria del Joven Hidalgo.
Ver Alberto Hidalgo por Jose Carlos Mariategui

domingo, 18 de abril de 2010

ARGENTINA: "UN PUEBLO CATAMARQUEñO QUEDO EN MANOS DEL POLÉMICO PROYECTO MINERO QUE YA GENERO PROTESTAS Y REPRESIÓN"


Por Carlos Dearma / Si amigas y amigos, el titular sorprende, porque parece increíble que puedan suceder estas cosas pero no es ningún chamuyo, sucede en nuestro país y es la pura realidad. Aquí les muestro extractos del diario Página/12 del 29 de marzo:

"Andalgalá, la ciudad que fue concesionada"

"El gobierno de Catamarca otorgó en concesión minera todo el subsuelo de una ciudad de 17 mil habitantes. De avanzar la actividad extractiva, se contempla desalojar el casco urbano del histórico pueblo. Rechazos desde la asamblea vecinal.
En un hecho sin precedentes, el gobierno de Catamarca otorgó el área urbana de la ciudad de Andalgalá en concesión para explotación minera. Incluso aclaró que, de ser necesario, los vecinos dejarán sus viviendas para que la minera avance con la extracción del mineral. Andalgalá es la tercera ciudad en importancia de la provincia, fue fundada en 1658 y sus 17 mil habitantes no pueden creer que la actividad minera prevalezca sobre sus 350 años de historia. “Es increíble cómo el gobierno nos entrega a la voracidad minera”, denunció Graciela Chayle, integrante de la Asambleas Vecinos por la Vida, espacio que impulsó la movilización de la ciudad en reclamo del retiro de Alumbrera y la prohibición de la actividad minera. En 2009, el gobierno de Catamarca ya había aprobado un polémico proyecto (llamado Agua Rica) a sólo 17 kilómetros de la ciudad, y que los vecinos sindican como la puerta de entrada de otros proyectos, entre ellos el que implicará el desalojo compulsivo de los habitantes. El Concejo Deliberante local aprobó un plebiscito vinculante para que la población decida si acepta o rechaza la instalación de Agua Rica."
Urbano Cardozo es un jubilado que divide su tiempo entre la familia y la militancia, según sus palabras, por mantener el ambiente sano para sus nietos. Había aplaudido la llegada de la gran minería a la zona, pero en poco tiempo cambió de opinión. En abril de 2004 le advirtió a este periodista: “Agua Rica es la primera de una larga fila de mineras que se quieren instalar, por eso hay que frenarla. Vienen por todo. Quieren matar al pueblo”. Seis años después, el miércoles pasado, Cardozo volvió a hablar con este diario. “Sabíamos y sabemos que Agua Rica es la carta de defunción del pueblo, pero no imaginamos que el gobierno y las empresas llegarían a tanto, a rematar el pueblo, a echarnos para que venga una minera. No pensé vivir algo así”, lamentó el jubilado militante.
La concesión minera de la ciudad de Andalgalá fue otorgada silenciosamente en diciembre de 2005, y fue mantenida en secreto hasta noviembre último, cuando el concejal Alejandro Páez realizó un pedido de informes a la Secretaría de Minería de Catamarca. “A mediados de 2009 me llamó la atención que en una zona cercana, de valles y donde el pueblo de Andalgalá tiene reservas de aguas subterráneas, se comenzaron a ver movimientos, perforaciones y venta de campos. Por eso hice el pedido de informes a la autoridad competente. Nunca imaginé que nuestras autoridades habían entregado el pueblo de forma tan indigna”, detalló Páez.
Los vecinos impulsaron “Caminatas por la vida”, marchas en las que reunieron a más de 5 mil personas (en un pueblo de 17 mil). Graciela Chayle tiene 46 años, cinco hijos, y es nacida y criada en Andalgalá, como sus padres. Tiene una pregunta y dos certezas. “¿Cómo se animaron a hacer algo como Pilciao 16, con el desalojo de la ciudad incluido?” Se responde: “El gobierno y las empresas jamás pensaron que el pueblo se iba a levantar, nos veían como quedados, demasiado tranquilos. Como ya habíamos permitido a Alumbrera, pensaron que no íbamos a hacer nada. Por otro lado, queda claro que se equivocaron: Andalgalá resiste”.
El concejal Páez toma distancia de las autoridades provinciales. “Pilciao 16 fue un avasallamiento realizado sin consultar a la población directamente afectada. Si han tenido decisión de hacer eso, ya no puedo creer nada de lo que digan las empresas, la Secretaría de Minería de Catamarca, ni la Secretaría de Minería de Nación.”
Los vecinos que se oponen desde hace una década a la actividad extractiva también afirman que la marcha atrás es sólo momentánea y advierten que no dejarán las calles hasta que se cumpla su exigencia: “Fuera Agua Rica y jamás Pilciao 16. No a la minería, sí a la vida”. ...


Mis queridos amigos y amigas: En el mundo actual parece que el dinero y la voracidad de las empresas se han transformado en algo más importante que la vida de los seres humanos y el medio ambiente. Creo que el rechazo a este tipo de proyectos se presenta como algo vital. Una alternativa de vida. Seguramente van a salir a decir que los vecinos son agitadores o algo parecido. No nos dejemos engañar. Desde aquí me solidarizo con la lucha de ese pueblo que lo único que quiere es vivir con dignidad.